martes, 5 de agosto de 2014
PUMAS. MOMENTO DE CAMBIAR LA BRÚJULA POR
UN GPS
Por Mauricio Aguilar
Todos sabemos que las brújulas señalan al norte magnético y sirven para orientarnos. El “norte” del Club Universidad Nacional tradicionalmente ha sido la dinámica, la garra, la mística, la juventud, la entrega, la cantera. Características que actualmente son difíciles de observar. Elementos que hoy no guían el destino de nuestros Pumas en calidad, cantidad y constancia.
Decir que la institución auriazul perdió la brújula sería faltar a la objetividad porque todavía se observa su intento por trabajar apuntando hacia esos objetivos, aunque los resultados sean pobres. Si bien hay elementos de 37 años, también hay jóvenes como José Van Rankin o Daniel Ramírez que tienen participación en el primer equipo, y otros que pronto lo harán como Manuel Pérez o Kevin Escamilla; y, los equipos de categorías inferiores participan de forma competitivas en sus respectivas ligas. Pero se ha dejado de ser potencia, equipos como Guadalajara han logrado mejores resultados con sus canteras.
Entonces ¿Por qué el trabajo de la institución, la brújula, no está orientando al objetivo deseado? Puede ser porque al igual que las agujas imantadas de las brújulas, las políticas del club, las formas de trabajo que dieron tantos resultados, fueron calibrados en otra época, con otras características, tiempo en que los intereses financieros no ejercían su “fuerza magnética” con tanta intensidad; en la que se podía decidir el horario de juego sin consultar o estar sujetos a condiciones de las televisoras, como ahora; en la que las exigencias de campeonatos eran ponderadas por debajo de la exigencia de producir talentos.
Cuando vemos que de la cantera surgen elementos como Luis Fernando Quintana, con su infame actuación en los cuartos de final contra Pachuca, a quien diversos medios han señalado como hijo del Director General de ICA, me viene a la mente el ejemplo de magnetismo influenciado la brújula que orienta al club. Con esto no quiero asegurar que el jugador esté jugando en el primer equipo únicamente por las recomendaciones, pero tampoco puedo negarlo y deja mucho que pensar, tal como pasaba con el “Cheto” Leaño en los desaparecidos Tecos.
En Pumas, todavía se tiene bien claro el “norte”, por lo menos los aficionados lo tenemos, pero la brújula está siendo afectada por otras fuerzas, apuntando lejos de donde esperamos. Ganar campeonatos, audiencias, los intereses financieros, entre otros factores, desvían los destinos de la institución y hacen pensar que el afán de lucro ha corrompido la misión del club.
Se tendría que hacer un análisis profundo al interior de la organización para saber concretamente que está pasando, para entender ¿Por qué dejó de funcionar el modelo Puma de producción de jugadores que fue tan exitoso? ¿Por qué jugadores como Marco Palacios o Fernando Espinosa permanecen más de lo esperado? ¿Por qué el promedio de edad es más alto de lo otrora acostumbrado? ¿Por qué no hemos tenido un campeón de goleo surgido de las fuerzas básicas en el siglo XXI? tantas interrogantes.
Como muchos, me he preguntado ¿Qué hubiera pasado si después del campeonato del Clausura 2011, los Pumas hubiesen dado oportunidad preponderantemente a la cantera? Quizá los resultados hubieran sido igual de desastroso como lo han sido en los últimos 3 años, por la historia de malas contrataciones de jugadores y entrenadores, y otros elementos poco claros que percibimos pero no explicamos porqué ocurren; aunque quizá, estaríamos recolectando los frutos en mayor medida para una futura generación exitosa (todavía no me explico cómo Diego de Buen terminó en el Puebla hace un par de años), en lugar de morirnos de nada y ver como se retiran próximamente tantos jugadores, únicamente con la nostalgia de viejas glorias.
No se trata de ser iluso e ignorar las formas del fútbol, lleno de cosas ocultas, ni su éxito financiero que obliga a los equipo a tomar decisiones comerciales, sino de procurar ser claros y poner las cosas en lugar, separándolas para que no se afecten entre sí, para que no se corrompan, dando más transparencia a los procesos y renovando estructuras, para que la cantera vuelva a producir calidad en abundancia, porque en esa carencia está el problema de Pumas.
Los 9 jugadores no nacidos en México, no son la enfermedad en sí, porque la cantera tampoco muestra un talento indiscutible, sino un síntoma de que las cosas no navegan por donde deberían.
Si la industria aeronáutica sustituyó la brújula por el giróscopo el siglo pasado, por qué no pensar que podemos cambiar la brújula de Pumas por un GPS, para que, sin importar las fuerzas que presionan al futbol, nuestro querido equipo navegue siempre de forma clara, eficiente y certera hacia el objetivo planteado. Para ello, se deben de revisar los procesos institucionales, las formas de trabajo, las estructuras, para ver que falta o que sobra, para reestablecer la visión, misión y políticas del club, cargándolas de transparencia e innovación, siguiendo la idea original de priorizar la formación de talentos con alta calidad.
No sería la primera vez que el club deba reestructurarse, como lo hiciera con Renato Cesarini o el Ingeniero Aguilar Álvarez.
"Vivimos en un mundo en el que todos conspiran contra la memoria, pues la historia ofrece soluciones" Tariq Ali.
¡Primero los hechos en C.U., después los canteranos y por último los surgidos en las fuerzas básicas!
Así de claro (sin olvidar que los refuerzos extranjeros que lleguen deben ser un verdadero aporte, como antes), aunque para ello se tengan que renovar procesos de visorias, los personajes o hasta el esquema del patronato. Y los campeonatos vendrán por añadidura, o al menos las exportaciones de jugadores como Hugo, Luis Flores, Manuel Negrete, Luis García o Héctor Moreno, los campeones de goleo, toda esa esencia que ha hecho de Pumas un club especial.
Esta columna es tan tibia como los planteamientos tácticos de Jose Gris Trejo