lunes, 21 de agosto de 2017
Por: Brian Sales
Aún quedan vagos recuerdos de aquél equipo grandioso, aunque fuera de toda nuestra realidad, que participó en la Copa Libertadores. Y ahí, mientras transitaba el torneo continental, pasamos un semestre rescatando lo que se podía en la Liga local, mientras la mente estaba en Sudamérica, en Táchica, Emelec y Olimpia.
Era una tarde noche en Ciudad Universitaria que pintaba para una victoria tranquila, se complicó por los típicos errores de los laterales de Pumas. Sin embargo, el mismo Van Rankin, repararía de cierta forma su error, ya que, con un lamentable pero afortunado intento de disparo, le rebotó el balón al defensor de Morelia para empatar el partido.
A partir de aquí, la fiesta fue azul y oro. Dante López dio una de sus últimas brillantes actuaciones, en ese entonces como extremo del Club Universidad. Colocó dos asistencias, una a Ludueña y otra a Fidel Martínez. Pese a no ser el cuadro estelar, al equipo se le veía con ganas, inspirado. Por esos meses, parecía que el jugador deseaba más que el propio hincha la llegada de cada encuentro.
Para cerrar con broche de oro, Javier Cortés, medalla de oro en Londres, haría una recepción a lo Messi, con una definición que firmaría el mismo astro argentino. Bombeó el esférico y venció al meta rival. Mientras la voz oficial del Olímpico anunciaba al artista, La Rebel coreaba "olé, olé, olé, olé, Cortés, Cortés", en repetidas ocasiones, y por última vez.
De lo que transmitía ese equipo, y de Javier Cortés, hoy nada queda. Incluso, el autor del gol que valió nuestro último título, hoy vive bajo otros colores; hoy sólo es un recuerdo de aquél que no pudo despegar y terminó estacado en el hangar.
Publicar un comentario