miércoles, 17 de agosto de 2016
En el previo del Pumas vs Honduras Progreso, a mi mente viene aquél triste partido contra Monterrey, en las fases finales del último torneo 'concacafquiano' en el que Pumas participó.
El rival, el Monterrey, en los tiempos mágicos y esplendorosos de Ángel Reyna. Él, el encargado de devolver a Pumas a su amarga realidad. Cayó su gol y el estadio enmudeció. Sin personajes de claro peso, Pumas no pudo hacer mucho.
De noche, con ligera lluvia, a pocos minutos del final, me dirigí a la cabezera norte del estadio, la más cercana a mi salida. Desde ahí, a lo lejos, pude apreciar la honra, lo que representó un aplauso, lo que le puso pretexto a la asistencia, el gol de José Antonio García.
Hoy, Pumas vuelve en una situación similar. Un plantel corto, cierta incertidumbre y una misión irrefutable, ganar, gustar y golear son la obligación de Universidad Nacional el día de hoy ante su rival.
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