sábado, 4 de junio de 2016
En el fútbol mexicano hay algo que atenta contra los
jugadores e incomoda a los aficionados. El Draft, que tiene lugar en Cancún
cada verano -y en las oficinas de la FMF, cuando es diciembre-. Ahí, entre las
puertas de cada recinto en el que se dan cita los altos mandos de nuestro
deporte, cual tráfico de droga, pasan y pasas piernas, sin tomar en cuenta al
jugador.
No hace mucho, Dante López expresaba su sentir con esta
práctica que cada vez quiere copiar más lo que hace la NFL, cuando no debería ser
así.
"Uno, como jugador, no puede entender que en un minuto te digan que
ya no tienes trabajo, que te vas. Uno tiene una familia y una vida atrás, te la
cambian en un minuto en el Draft; no es sencillo", dijo.
Y sí, los jugadores viven una incertidumbre. Desconocen si
van a seguir surtiendo la despensa a la vuelta de la casa o se tienen que mudar
a Tapachula o Sinaloa para jugar el Ascenso. Muchas veces los directivos, la
afición y periodistas saben del traspaso de un jugador antes que la misma
persona involucrada.
No sé hasta qué punto resulte sano insultar al jugador de
esa forma. No hay garantías, sólo una Comisión del Jugador que no sirve para
nada, sólo para mandar tuits de apoyo cuando un personaje se encuentra en una
situación delicada.
Ya ni pensar en la afición, porque todo es un negocio y la última opinión que un directivo va a tomar en cuenta, es la de la afición. Sin voz ni voto, debe resignarse a revisar su timeline en Twitter para ver si alguno de sus ídolos ha dejado de serlo para pasar a manos del rival de enfrente.
Ya ni pensar en la afición, porque todo es un negocio y la última opinión que un directivo va a tomar en cuenta, es la de la afición. Sin voz ni voto, debe resignarse a revisar su timeline en Twitter para ver si alguno de sus ídolos ha dejado de serlo para pasar a manos del rival de enfrente.
Pero como dice el discurso gastado que nadie cree, “jueguen limpio, sientan su Liga”.
Publicar un comentario