lunes, 9 de mayo de 2016
Revisando la línea del tiempo de mi cuenta en Twitter, algo hizo que mi trago de refresco pasara más incómodo que lo usual. Era una nota de La Afición, mencionando que el nuevo Presidente de Pumas vendería a David Cabrera para sanar las finanzas del Club Universidad.
Más allá de saber si la información es cierta, ya que hace unos meses el mismo portal ponía a David Cabrera como capitán de Pumas -cosa que no pasó-, pensé en la posibilidad real, lo que significaría que la eterna promesa del medio campo felino saliera de la institución.
Y es que en eso se mantuvo. Lastimosamente, por sus lesiones, Cabrera jamás pudo dar ese paso por encima de la media. Justo en sus mejores momentos, venía una interrupción. Al volver a las canchas, su nivel ya no fue el mismo. Aunque elevado, ya no fue el mismo que ese que casi lo ponía en los
Olímpicos pasados.
Recientemente, si al aficionado puma le nombras a David Cabrera, a su mente vienen dos momentos que nada tienen que ver con buen nivel. El primero, aquella bronca con Britos, al terminar el Puebla vs Pumas, donde casi llegan a los golpes. El otro, su lesión en la Copa MX, cuando enfrentó a Tapachula.
Si mañana te toca salir, David, se te deseará lo mejor. Tu suerte no fue la que cualquier futbolista desearía, pero la calidad está. El ciclo esta terminado. Cuando uno ya no se siente bien, lo mejor es probar otros aires, probarse otra camiseta y defender otros colores.
Se te recordará de buena forma, David. Aunque las segundas partes no resultan ser tan buenas, quizá, en un futuro, puedas volver y poner en alto tu nombre en la historia del Club Universidad. Mientras, levanta la cara. Se te despedirá con aplausos. Se recordarán los grandes goles desde largas distancias. Si sucede, mucho éxito en lo que venga, Cabrera.
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