viernes, 4 de diciembre de 2015
Pumas, ya con la ventaja numérica y en el marcador, empezó a tocar la pelota, a ser el súper líder, a ser la mejor ofensiva. La alegría y el atrevimiento de Fidel, la contundencia de Herrera, la experiencia y visión de Ludueña. Vamos, hasta Dante López entró y brilló. Ayer, Pumas conquistó el territorio enemigo.
Y no sólo el equipo hizo lo que debía, también la afición azul y oro se dio cita en el recinto para cantarle al odio a sus jugadores y al odiado rival que, por momentos, parecía pasar asistencia, pero tuvo una falta a la clase del jueves a las siete.
En el rectángulo verde, todo fue alegría y carnaval, como dice la Rebel. Ayer, Pumas vivió una noche mágica, una noche de revancha, una noche que muy pocos olvidarán, ya que por fin salió la espina de la eliminación a manos del 'Chucho' Benitez o la de hace un año, a manos de Goltz.
Si bien es cierto que faltan 90 minutos, también es cierto que el aficionado puma gritó, disfrutó, cantó, goleó, enseñó, demostró y guardó para la posteridad un partido que le sirve para aliviar las penas, para soñar y creer que se puede conseguir la octava. Para olvidar cuatro años soportando porquerías. Para gritar: "las gallinas son así".
No se tiene el pase aún, pero se tiene un recuerdo que, créame, lector, nunca van a olvidar.
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