domingo, 6 de diciembre de 2015
Después de leer cualquier cantidad de comentarios positivos y negativos referentes al Pumas contra América, me queda claro que nuestro deporte necesita un villano. Increíblemente, hoy el americanismo puso como villano a Pumas, ya que se sienten robados, ofendidos e indignados por el arbitraje.
Si vemos esta serie como 180 minutos, está muy claro que Pumas fue el más inteligente. Desconozco y no me atrevo a decir que el mejor, ya que, tras una cantidad considerable de insultos en Twitter, entendí que muchos tenemos diferentes conceptos de esa palabra.
Los dirigidos por Vázquez supieron mantenerse en el campo con cabeza fría, a pesar de lo que representa una semifinal contra el América. Los de Coapa perdieron la cabeza en ambos partidos, ya que terminaron cada uno con nueve hombres en el campo. Si eso no es alarmante, no sé qué los sea.
Pero el que jugó mal fue Pumas, porque necesitaba golear, porque no dio espectáculo -pienso que sí- y porque necesitaba arrollar a los 9 hombres que tenía enfrente que se estaban partiendo la madre por lograr una hazaña. Por eso, Pumas está mal.
Está mal porque Cortés fracturó a un compañero de profesión. Seguramente el canterano, con una buena cantidad de goles a favor en la serie, fue con dolo a las piernas de Güémez para fracturarlo. Está mal porque seguramente el muchas veces capitán de los del Pedregal le llamó "simio" a un sudamericano, a un compañero, cuando la serie estaba definida.
Es un villano del fútbol mexicano porque, a pesar de ser líder la mayor parte del torneo, romper cualquier cantidad de marcas, se la mejor ofensiva del torneo, la segunda mejor defensiva, volver a Libertadores, hoy, Pumas es indigno finalista. Pumas hoy no merece ser finalista.
Es un villano porque Fidel Kuri escuchó voces y la culpa la tiene Pumas. Está mal porque los americanistas se sienten robados, pero no recuerdan el gol mal anulado en los primeros minutos en el Estadio Azteca, justo en los momentos en los que se decían mejores.
Así, periodistas como Mauricio Ymay y Gerardo Velázquez ya tienen a quien culpar por la eliminación de su América, ya que no fue una aplastante victoria ante la ausente disciplina de su equipo. Ya tienen a quien culpar si hay una expulsión que no sea a un jugador azul y oro. El fútbol mexicano ya tiene a su villano favorito, mismo que, posiblemente, puede estar a 180 minutos -tal vez más- de alzar el campeonato, de poner una estrella más en su escudo, un trofeo más en sus vitrinas y seguir escribiendo páginas sagradas en los libros del Club Universidad. 
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