lunes, 12 de octubre de 2015
El pasado viernes, en el tiempo que dejaron ingresar a la prensa en el Pumas vs Zacatepec, ante la ausencia de Verón y Alcoba en el cesped, Alatorre no dejaba de dar instrucciones, de guiar, de regañar a los canteranos que formaban la línea defensiva. Haciendo señas con las manos, con silbidos y hasta con mentadas de madre, Marcelo mostraba el porqué de su experiencia y su recorrido en el balompie nacional.
Aunque muchas veces lo veamos con el mejor ánimo con la afición, Marcelo Alatorre tiene los tintes característicos de un líder: es explosivo cuando quieren aprovecharse de sus compañeros. Cuando llega el rival a empujar por atrás, ahí está Marcelo Alatorre para poner, a lo hecho, pecho.
A pesar de que ha tenido que comer banca por la titularidad de Van Rankin, en los partidos en los que le ha tocado iniciar como titular, el nacido en Guadalajara lo ha hecho con el cuchillo entre los dientes, sí, pero dejando satisfecha a la afición por mostrar esa 'garra' característica de los del Pedregal.
Hoy, ante un contraste de lo que vivía hace sies meses con Leones Negros, Alatorre es líder. De pensar en el posible descenso, a pensar en una posible calificación. De ver reducido su valor en el mercado, a soñar con una Copa Libertadores. De mirar la tabla general en las últimas posiciones, a no dejar ver las tres primeras durante la mayor parte del torneo.
Entre la afición, los comentarios de lo malos que han sido los fichajes en los últimos cuatro años no cesan. Sin embargo, con la llegada de Marcelo, Castro y Fidel, el pueblo azul y oro se ha olvidado de aquellos pasajes oscuros, de aquellos jugadores que rompían vestidor, de aquellos que no corrían.
Hoy, los que corean a su equipo en el Olímpico agradecen la llegada de tipos como Marcelo Maldonado, de jugadores con garra, entrega, sacrificio. Eso que tanto le gusta a la afición: amor por la camiseta. Algo que, créanme, ya escaseaba en CU.
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